El conocido como «Taller del Moro» se trata en realidad del único fragmento conservado de un típico palacio de la nobleza toledana del siglo XIV, que muy posiblemente se prolongara hasta el Palacio de Fuensalida. En el XV, convertido en convento, albergó a las religiosas de Santa Eufemia, siendo utilizado en la siguiente centuria por el Cabildo. Es aquí cuando surge la nominación Taller del Moro, debido a su uso como cantería y su aspecto árabe. Tras el abandono de esta función es utilizado para diversos y curiosos fines, tales como: salón de baile, almacén, fábrica, etc. El Estado decide adquirirlo en 1959 y ubica en él un Museo del Mudéjar Toledano, función que aún mantiene. La disposición actual es fruto de las reformas realizadas entre la fecha de su adquisición pública pocos años atrás, en los que se acometieron las últimas obras de importancia.